Las telecomunicaciones conectan el mundo. Une a las personas con otras personas; a las personas con la información; a la gente cuando hay una necesidad crítica.
La velocidad del cambio en las telecomunicaciones es asombrosa. En solo unas décadas, nuestra sociedad ha pasado de las redes fijas, con líneas conectadas, a una comunidad móvil e inalámbrica. Hoy en día, hay más de cinco mil millones de usuarios de smartphones en todo el mundo y los números siguen creciendo.

Para soportar esta revolución hay una arquitectura muy compleja formada por postes, antenas y estaciones de radio. A medida que el mundo de las telecomunicaciones complete la transición a su próxima actualización tecnológica de 4G a 5G, tendremos una complejidad aún mayor. Hay más de 4 millones de mástiles de telecomunicaciones en todo el mundo, acompañados por otros muchos sistemas de soporte más pequeños.  
Todos los sistemas transmisores, fijos o móviles, necesitan energía eléctrica para funcionar. Sin esta energía, la red no funcionaría. Las baterías juegan un papel fundamental y proporcionan energía de respaldo cuando falla la red eléctrica.